lunes, 5 de septiembre de 2011

Lágrimas sin llanto

Cierto día decidí dejar que un rubio de ojos verde azulado me ofreciera un poquito del amor que él estaba dispuesto a entregarme. Era cariñoso y me hacía sentir bien. Me llenaba de besos y abrazos y pondría mi mano en el fuego atreviéndome a decir que él me amaba.
Pero no era su amor el que yo pedía a gritos cada mañana. Ni sus caricias las que yo tanto anhelaba. Ni su olor aquel que aún guardo en lo más profundo del pecho. Porque yo amaba ciegamente a otra persona que se dedicaba a destrozar mis ilusiones y mi pobre y marchito corazón.
Aún así, él formaba parte de mí. Yo contaba las horas para volverle a ver y sentir sus falsos abrazos. Mi cielo se nublaba cada vez que volvía a casa sin besarle.
Ahora daría la vida por sentirle tan cerca como aquella primera vez. Pero mi corazón se rompe en mil pedazos cada vez que le veo. Y éste corazón sigue latiendo desbocado; pero con esa cosa nueva... el vacío.
Y por eso sé que no puedo regalar mi cariño a otra persona que no sea él. Y por eso sé también de la nueva existencia de un profundo agujero en el centro de mi pecho... que aprieta y arremete contra él tal y como si metieran un dedo en una llaga asfixiante.

miércoles, 13 de julio de 2011

Glez

Me encanta abrazarla. Sobre todo con ese cuerpecito nuevo al que aún no consigo acostumbrarme sin sorprenderme.
Es muy especial, ella lo sabe. Y tener esta afinidad con ella me hace ser y sentirme especial.
Es jovencita, pero madura. Y añoro disfrutar de aquellas locuras a su lado. Sabe que me tendrá siempre, para lo que quiera. Mi pequeña bonita de cara.

miércoles, 15 de junio de 2011

9 de Junio, 2011 El fin


Ayer le vi. Y descubrí que aún no le he olvidado. Porque mi corazón comenzó a latir con una fuerza antinatural, y sentía cómo las piernas me temblaban.
Supe también que, a pesar de todo el daño que me ha hecho, siempre le echaré de menos.
Porque nunca le tuve… pero yo siempre supe que era mío.
Nunca supe por qué estuvo seis meses regalándome caricias, abrazos y miradas a deshoras. Pero tampoco nunca me importó. Yo era feliz sabiendo que le tenía.

Porque yo intenté cambiar… y cambiarle. Pero el mármol duro no puede volver a modelarse. Infinitas son las veces que yo he llorado echándole de menos refugiada en la soledad de mis frías sábanas. E infinita es la huella que en mi corazón fue dejando día tras día…
Hoy le he vuelto a ver. Aquella camiseta verde. Ésta no es la forma correcta de olvidar… pero bueno.
Que no me digan que yo no luché. Esto será lo último que le escriba.
Hasta siempre…. MiCa.

24 de Mayo, 2011 Confidencia


Que sepan que yo le quise por encima de todo. Que mi amor no tenía medida alguna. Que aún hoy cuando le veo se me encoge el corazón, y que nunca podré mirarle con otros ojos que no sean éstos llenos de amor y ternura.
Que le recordaré siempre, y que; aunque el dolor cese algún día, nunca me cansaré de amarle. Ni podré olvidarle… nunca.
Porque llegó a mi vida sin llamar. Y sin despedirse se ha marchado.

23 de Mayo, 2011 Dolor. Llanto y dolor.


Sin él no podré soportarlo. Y no sé cómo olvidarle.

Adiós a sus pequeños detalles. A su particular manera de agarrarme la mano.
Adiós a sus besos. Adiós a su manera de hacerme feliz durante estos meses.
Adiós también a su olor.

Hoy, el vacío que ha dejado en mi pecho no se puede comparar con ninguna profundidad de cualquier mar. Hoy es dolor. Es sentir que ya no está. Es decir adiós también a las mariposas que moraban en mi estómago.
Porque yo era feliz. Sobre todo por su culpa. Y cuando me miraba sólo a mí aún más. Porque nunca habrá nada mejor que la profundidad de sus ojos negros y las miles de sonrisas que me regaló.
Le echaré de menos. Hoy y siempre.
Y nunca me cansaré de confesarle lo importante que es para mí.

23 de Mayo, 2011 Dolor y Desconcierto

Yo lo sabía. Siempre lo supe. Era inútil intentar engañarme. Yo le amaba (y le amo aún), muchísimo más de lo establecido. Y él nunca lo supo ni lo valoró. Sólo me besaba y me hacía daño. Y nunca le importó.
Hoy veo su foto y se me empañan los ojos. Porque ya es lo único que me queda de él.
¿Qué es lo que he hecho para que no quiera mirarme?
¿Acaso no le amé de tal manera que ahora siento que la vida se me va con él?
Sólo hay una cosa que quiero saber. ¿Por qué? ¿No le gustaban mis caricias y mi forma de abrazarle?
Lo sabía desde mucho antes de que fuese real. Desde mucho antes de que yo sintiera que se estaba alejando. Desde antes de que dejase de regalarme esas sonrisas que hacían que mis días tuviesen sentido… Sabía que se refugiaría en otros brazos más ardientes que los míos. Que besaría los labios de otra mujer. Que calentaría otras camas por las noches y que le regalaría mis miradas a otra.
¿Y qué puedo hacer? Yo no le debo nada.
Nunca ha querido todo lo que yo estaba dispuesta a entregarle.
Él no va a volver. Lo sé aunque intente seguir negándolo.

17 de Mayo, 2011 Ignorancia y Añoranza

Echar de menos a la persona más importante de tu vida. Porque no puedes vivir sin ver esa sonrisa, ni oler ese olor… ni saborear sus besos.
Tú hoy has aprendido a convivir con cada defecto. Porque le quieres y le querrás por encima de todo. Y es que no hay nada más importante que él, aunque a veces desearas matarle.
Hoy echas de menos cada recuerdo. Y eso te mata.