miércoles, 15 de junio de 2011

23 de Mayo, 2011 Dolor. Llanto y dolor.


Sin él no podré soportarlo. Y no sé cómo olvidarle.

Adiós a sus pequeños detalles. A su particular manera de agarrarme la mano.
Adiós a sus besos. Adiós a su manera de hacerme feliz durante estos meses.
Adiós también a su olor.

Hoy, el vacío que ha dejado en mi pecho no se puede comparar con ninguna profundidad de cualquier mar. Hoy es dolor. Es sentir que ya no está. Es decir adiós también a las mariposas que moraban en mi estómago.
Porque yo era feliz. Sobre todo por su culpa. Y cuando me miraba sólo a mí aún más. Porque nunca habrá nada mejor que la profundidad de sus ojos negros y las miles de sonrisas que me regaló.
Le echaré de menos. Hoy y siempre.
Y nunca me cansaré de confesarle lo importante que es para mí.

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