Flores que en su interior guardan pipas sin sabor, pero que alegran las mañanas de viajeros que van a ninguna parte, que quizás huyen del dolor. Y encuentran refugio entre aquellos campos repletos de girasoles dispuestos a volver a llenar un alma vacía...
A mí me ofrecen esa paz interior que, a veces, tanto anhelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario