Que sepan que yo le quise por encima de todo. Que mi amor no tenía medida alguna. Que aún hoy cuando le veo se me encoge el corazón, y que nunca podré mirarle con otros ojos que no sean éstos llenos de amor y ternura.
Que le recordaré siempre, y que; aunque el dolor cese algún día, nunca me cansaré de amarle. Ni podré olvidarle… nunca.
Porque llegó a mi vida sin llamar. Y sin despedirse se ha marchado.
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